martes, 3 de marzo de 2009

Apariencia embustera


Cae en mis manos un pequeño artículo de Juan José Millás aparecido en la revista de El País. Versa (en prosa) sobre un producto dermatológico que se vende en la India y cuya función principal es aclarar el color de la piel.
Semejante disparate me deja blanco (sin crema ni nada). No logro comprender cómo es posible que alguien reniegue de sus genes para intentar conseguir el mismo tono de piel que sus colonizadores. Por lo que se ve, ser blanquito en India es símbolo de poderío.
Esto me lleva a la reflexión de lo importante de las apariencias en esta sociedad moderna. La gente que tiene dónde dormir y qué comer dedica sus siguientes recursos a cambiar su exterior para lograr el canon estético que marca la sociedad con sus voceros de turno: el Hola,
Mango, Elle, Vogue, El Corte Inglés, Supermodel, programas del famoseo, etc..
La pena es que toda esa gente, entre la que me incluyo en parte, no gasta ni un fisquito de tiempo, y no digamos ya de dinero, en el interior del envase este, llamado cuerpo humano.
Yo, si volviera a nacer, probablemente elegiría ser como soy (menos aquello, que me lo pondría como el de Nacho Vidal) y no porque sea perfecto ahora, al contrario. Es más bien porque mis defectos, muchos, pequeños, inocentes o no, son lo que me definen como persona y me dan cierta chispa. Defectuoso como soy, estoy encantado de haberme conocido.

2 comentarios:

Ana García dijo...

Esto que comentas de los hindús es algo que cuando estudié introducción a la psicología en 3º de BUP(que por cierto ya no existe)me comentaron que se llamaba identificación con la minoría en contra. Un ejemplo claro que nos dieron de esto fue que en barrios marginales de Nueva York, de mayoría negra, cuando a una niña le daban a elegir entre una muñeca blanca y otra negra, elegía siempre la blanca (aunque no se pareciera con ella). Creo que a los hindús les pasa algo parecido.

magister dijo...

A mi lo que me preocupa es la razón por la que no queremos parecernos a nosotros mismos. Será por aburrimiento, será por cambiar de cara (como Michael Jackson) o será porque vivimos sin mucha gracia.
El caso es que cuando queremos mejorar, siempre queremos variar por fuera. De lo de dentro que se ocupe otro.
Pues vale, pero creo que lo mejor del regalo no es el envoltorio.