lunes, 22 de febrero de 2010

Viaje con nosotros: Nueva York (4)

 
Nueva York tiene mucho que ver y en eso estamos mientra cae una nevada como no había visto en mi vida (lo cual es normal porque vivo en una isla tropical).
Las bibliotecas antiguas tienen algo especial, entre sabiduría y olor a libros mirados por muchos ojos. Así es la Biblioteca pública de Nueva York.
También tiene sabor añejo la Catedral de San Patricio a la que llegamos justo en el miercoles de ceniza y así nos reciben: dispuestos a pintarnos una cruz en la frente. Yo me hago el sueco (hablo raro, aparezco de rubio y me hago el luterano) para evitar el trance de decirle al padre Flanagan que yo no comungo. Sorry. En la iglesia de San Bartolomeo me libro por los pelos (aún me dura el rubio de bote).
El Moma nos impresiona. Resulta que en la puerta nos encontramos con Custo Barcelona, que yo pensaba que era una marca y resulta que es un señor. Qué cosas tiene la moda!
Tras pasar por enésima vez por Central Park (hoy la nieve te llega a la cintura) nos dirigimos al Empire State con un frío que si te da por escupir, el salivazo cae en forma de escarcha.

Al día siguiente continuamos con la tradición tan española de gastar en lo que no necesitamos y con cara de desesperado nos dirigimos al Jersey Gardens Mall a unas tienditas que nos atraen con la palabrita outlet.
Pero a la vuelta aún tenemos tiempo de pasar por varios sitios y entre ellos por el Madison Square Garden con la bella intención de ver un partitido de basket de los Nicks. Pero no te vistas que no vas, porque hoy no hay partido. Bueno, pues ya tengo una escusa para volver a la Gran Manzana. I love NY.

domingo, 21 de febrero de 2010

Viaje con nosotros: Nueva York (3)

Cae la nieve y no es una frase hecha. Es que cae que jode y blanca como la nieve. Y eso tampoco es una frase hecha.
Resulta que después de 20 años sin caer mas de 30 copos seguidos, a las nubes les ha dado por ponerse a nevar a cubos. El espectculo es bello pero gélido.
Para denunciarlo, nos dirigimos al edificio de la ONU, que está medio raido, por cierto, y donde nuestra resolución de sanciones a los meteorólogos es rechazada por el Consejo de Seguridad con el veto del tipo que estaba cuidando el lugar porque el resto ni se presenta. Ni falta que me hace porque agarro un taxi (tampoco es de aquí el taxista) y tiro para el Guggenheim a disfrutar de la belleza del arte moderno y de un edificio que es arte igualmente.
Mas abajo de la quinta avenida y dejando Central Park nevado hoy hasta las rodillas, visitamos el Metropolitan y disfrutamos de un arte más clásico, al gusto de cualquier paladar que se emocione ante la belleza.
Caminando hacia el sur atravesamos la zona del Rockefeller y su pista de patinaje donde la gente intenta no perder los dientes al caerse como fardos sobre el hielo. Aunque mi primer impulso es lanzarme al ruedo, me imagino a mi dentista llorando al contarle que perdí quince piezas, un empaste y tres puentes al chocar contra la valla de protección, y se me quitan las ganas.
Como estamos inspirados, y con ganas de cantar y dar palmas, compramos unas entraditas para el musical Hair que tan buenas críticas ha recibido por parte del hermano y la madre de uno de los que se encargan del atrezzo de la obra. Me descubro ante tanta gente con talento y maldigo mi falta de oído para la música que me priva de tocar siquiera la zambomba en Navidades sin desafinar como un serrucho.

sábado, 20 de febrero de 2010

Viaje con nosotros: Nueva York (2)

¿Que sería de Nueva York sin su Estatua de La Libertad? Pues sería como París sin su Torre, Sevilla sin la Giralda o el bocata de chorizo y queso amarillo, sin queso amarillo: un mundo incompleto.
Pues eso, las lágrimas nos caen a chorros de la emoción de encontrarnos ante tamaño monumento al libre albedrío humano. De la emoción y del frío que hace, que se te mete por la nariz y te sale por los ojos en forma acuosa. Unos turistas asiáticos creyendo que lo nuestro es un rollo emotivo nos abrazan y dicen que comparten nuestros sentimientos. Animalitos
La isla de Ellis nos sobrecoge por su significado de embudo de todos aquellos que llegaron en busca de un salario honrado por un trabajo honrado y se encontraron con un honrado filtro de sus esperanzas.
Como estamos fuertes y valientes emprendemos un bello recorrido por Wall Street, la iglesia de la Trinidad y recorremos la mitad del puente de Brooklyn. Alguien me preguntó una vez que qué se encontraría uno tras recorrer la otra mitad. Brooklyn, creo.
En Chinatown vemos la resaca del año nuevo chino que lo siguen celebrando con las mejores ofertas de Rolex a 150 y bolsos de Channel very cheap que te comentan por las esquinas. Pues que bien porque ni uso reloj ni bolso, amigo. El Soho y Greenwich Village nos reciben con el bullicio típico de cualquier dia del año por estas fechas. O sea, nada especial pero muy bonito, oiga.

viernes, 19 de febrero de 2010

Viaje con nosotros: Nueva York (1)



Siempre pensé que lo de San Valentín o Dia de los enamorados era un invento del El Corte Inglés. Pues no, señora, no.
Resulta que no y me vengo a enterar empezando uno de mis viajitos, éste por Nueva York porque aquí tambien existen centros comerciales (aunque la batuta la lleva
Bloomingdales).
Además, se nota que Obama ha llegado con otro talante. Ahora, en el control de entrada del aeropuerto no te hacen un interrogatorio de 2 horas, ni te desnudan, ni te hacen un tacto rectal si tienes la tripa dura.
Simplemente, te sacan una foto (después de 8 horas en el avión seguro que quedé como una piltrafa) y te toman las huellas (para los capítulos del CSI, y luego te ves a Horatio sacando tu careto en la base de datos de delincuentes fichados y jurando que se las vas a pagar).
Terminado el trance de entrada, Nueva York nos recibe con un taxista que no es de allí(encontrar uno del lugar es tan dificil como encontrar una aguja de cuatro pétalos en un pajar de tréboles).
Paseando por la Gran Manzana, recorremos en un primer contacto, Times Square, la zona de Broadway y Central Park nevado hasta las canillas. I love NY.