Leo en un periódico un artículo que se pregunta si la televisión genera individuos o borregos. Me da la risa y creo que si todavía tienen dudas al respecto, lo mejor es que no lo vuelva a utilizar como fuente de información.
De forma coincidente en el tiempo escucho una conversación sobre un tal Chilcuatre o algo así que se presentó a lo de Eurovisión representando a España. Como declaro mi ignorancia al respecto, soy objeto de mofa y escarnio público. Al tiempo me siento desplazado de muchas conversaciones que son imposibles de seguir si no has visto la caja tonta. La clave es que si no sale allí es que no existe. Yo como no la veo no puedo mantener una conversación sobre la supuesta realidad que allí aparece.
Para no quedar socialmente desplazado, me informo sobre el cantante de Eurovisión. Terrible. No puedo entender como se le eligió para representarnos como la mejor voz del país ante más de 300 millones de europeos. Habría que preguntarle a los que le votaron para tal honor si le hubieran elegido para representar a su familia o a su padre. Medito un poco y me temo que también lo hubieran elegido para eso.
Por mi parte, me reafirmo en mi deseo de vivir sin ver la tele (veo cosas que descargo) aún a riesgo de ser un apestado social. Siempre he preferido ser una oveja negra que un borrego marrón.