sábado, 24 de mayo de 2008

Currante de mañana, consumidor de tarde




Esperando al ascensor, llega un vecino bien contendo cargado de bolsas. Por el volumen de lo que lleva, ha dejado medio vacios algunos centros comerciales, varias franquicias y algún que otro gran hipermercado.
Al verme tan curioso me dice que ha encontrado la manera para superar lo de la crisis. Aunque es evidente mi desinterés, como no puede más, me cuenta su secreto: compra productos de fuera, en grandes tiendas o por Internet, porque está todo muy caro, y para eso está la globalización, ¿no?
Asustado le pregunto si trabaja en el extranjero, porque si no, la alegría le durará poco. Por la cara que pone parece que le estuviera hablando en arameo. Le explico despacito que, aunque la competencia es buena para el consumidor, si uno lo compra todo "de fuera", las tiendas "de aquí", donde trabajamos el 90% de los currantes "de aquí" no venderán ni un alfiler. Por esto, tendrán que despedir a trabajadores "de aquí" y disminuir las compras a los proveedores "de aquí", que a su vez tendrán que que despedir a sus trabajadores "de aquí" y disminuir las compras a sus proveedores "de aquí", en un circulo vicioso y finito (hasta el día que no haya nadie al que echar a la calle).
En esto, llega el ascensor y entro. El vecino me indica que espera al siguiente, que va muy cargado y no cabemos los dos. Me lo dice con una cara tan apesadumbrada que parece que lo que tuviera cargada fuera la conciencia.

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