martes, 31 de marzo de 2009

Series serias (1)


Me encuentro a la amiga que siempre se preocupa por mi culturilla catódica (vamos, que si veo la tele). Le respondo lo mismo que las últimas 500 veces: no veo la programación de ningún canal, sino cosas que descargo.
Como me pregunta sobre lo que veo, se me ocurre escribir esta entrada. Muestro alguna de las series que me gustan y tienen como protagonistas a mujeres.

  • El Club contra el crimen: policiaca, de un grupo de mujeres contra el mal.
  • Mujeres desesperadas: comedia, de unas vecinas y sin embargo amigas a las que les pasa de todo
  • Weeds: comedia, de una madre de familia que al quedarse viuda se dedica a la venta de hierba (y no me refiero al cesped)
  • Sexo en Nueva York: comedia, de cuatro amigas, esterotipos de la mujer americana de principios de la década
  • Mujeres de Manhattan: comedia, son tres mujeres muy poderosas y algo superficiales.
  • Cashmere Mafia: comedia, igual que la anterior, pero son cuatro (mujeres, se entiende).
  • Anatomia de Grey: comedia, de médicos y de gente que no se aclara.
  • Mujer Bionica: ciencia ficción, sobre una mujer con poderes sobrehumanos.

Espero que las disfruten (las series, claro).

domingo, 29 de marzo de 2009

Pobrecitos


Como todos los años, la revista Forbes publica la lista de los más ricos del planeta. Al parecer, la crisis afecta a todos los bolsillos, ricos incluidos. No sólo hay menos acaudalados en la exclusiva lista, sino que los que quedan son menos millonarios.
Números y clasificaciones a parte, me interesa el sentimiento que le queda a una de estas criaturas al ver disminuir sus posibles.
Desde luego, no le entrará el miedo a verse desempleado y en un curso de formación gratuito del INEM, como muchos ahora. Tampoco verá peligrar su mansión de 500 habitaciones, 300 cuartos de baño, 30 piscinas y caseta del perro con aire acondicionado y calefacción a causa del embargo del banco (probablemente el banco es suyo).
Sin embargo, seguramente se sentirá alicaído al ver su fortuna disminuir y su nombre desaparecer de las listas de los poderosos. A lo mejor, ha perdido algo de apetito y no duerme tan bien como antes por el desplome de las Bolsas. Es probable que sienta tristeza y congoja al ver palidecer su bronceado rayos UVA.
No me da pena. Ninguna. De hecho, me encanta comprobar que los ricos también lloran. Porque el resto, lleva deshidratado mucho tiempo de tanta lágrima.

sábado, 28 de marzo de 2009

Males de nuestro tiempo


Una lectora del blog me invita a hablar del individualismo como uno de los males de nuestro tiempo. Discrepo en este punto, por lo menos, en parte.
Un servidor es muy individualista según la definición del diccionario de la RAE (propenso a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales) y no creo que, hasta un punto, eso sea malo.
Tengo una irrefrenable tendencia a pensar primero en mi y en mi felicidad y luego en los otros, porque creo que si no me quiero a mi, ¿como voy a pedir a los otros que me quieran?
Además, eso de poner a los otros delante de uno, sólo se da en casos de demencia emocional transitoria (enamoramiento), en casos como la Madre Teresa o si uno tiene hijos (y no siempre, me temo). En los demás, genera a largo plazo un cierto rencor.
No se trata sólo de ser individualista, sino de reconocerlo, dejárselo claro a los otros con los que uno comparte la vida y convencerles de las ventajas: cuanto mejor esté yo, más podré aportar al resto. Pienso que aquí esta la clave: uno puede pensar en sí mismo para mejorar con los otros o puede pensar en sí mismo para su exclusivo beneficio. Pero esto último, la RAE, lo cataloga como egoísmo.

jueves, 26 de marzo de 2009

Con permiso


Me considero una persona bien educada. No me tiro flores en esto porque no tengo ningún mérito en el asunto. Si soy así es gracias a mis padres, mis profesores, la gente que he tenido la suerte de conocer y las normas sociales varias.
Además, a fuerza de intentarlo, he sido hasta políticamente correcto a veces, aunque sin llegar a lo estrambótico (decir de un tío calvo, que tiene escasa densidad capilar es demasiado para mi cerebro).
Por eso, entre tanta corrección desentonan los extremismos. Si uno da un portazo, grita, dice palabrotas o se larga dejando a la gente con la palabra en la boca, quienes te conocen te señalan con el dedo, te tildan de bruto o te preguntan que cómo fue posible tal disparate.
Olvidan que, hasta el mejor Dr. Jekyll tiene en su interior un Mr. Hyde reprimido que sale ocasionalmente a pasear. Olvidan también a todos los Mr. Hyde que están por ahí a tiempo completo, de los que nadie se extraña que ladren, gruñan y muerdan y a los que nadie dice nada, claro.
Yo no puedo tener siempre a la bestia rabiosa escondida. No es maldad, es la naturaleza humana. Por eso, intento vacunarme con sentido común y buen humor, y si la cago, me disculpo de todo corazón. Bruto a veces, pero educado, siempre.

sábado, 21 de marzo de 2009

Edad de piedra


En estos días tan emotivos (cumplo un año más y voy por ahí contándoselo a la gente) encuentro a alguien preocupado por lo contrario: la gente que no acepta la edad que tiene.
Nunca le di mucha importancia al asunto pero parece que es más grave de lo que creía. Me explican que son legión los que compran ropa para gente más joven, se hacen un botox aquí y un estiramiento más alla, escuchan los Cuarenta Principales cuando deberían hacerlo con Radio Clasíca, se tiñen las canas, etc.
La verdad es que a mi no me molesta. Creo que incluso he pertenecido a ese grupo alguna vez: hace mucho intentaba evitar que el portero de la discoteca me pidiera el carnet y hace poco intentaba conseguir que me lo pidiera. ¡Cómo se puede uno volver tarado en 20 años!
Profundizando un poco, pienso que la edad no depende del día que nos hicieron nacer, sino más bien de lo sentimos y creemos (hay viejos de 15 y chavales de 70). Yo me siento joven y vitalista e intentaré que nada cambie ese punto de vista. Ni siquiera las canas que empiezan a aparecer en mi pubis.

sábado, 14 de marzo de 2009

Centro del universo


Ayer viernes, preparando la fiesta de mi cumple recordé uno de mis libros preferidos, Cien años de soledad, y el sentimiento de intrascendencia (no somos nada, como dicen los viejos en los funerales) que me dejó su lectura.
Si miramos en tiempo global (el Universo se creó hace 16.000 millones de años, nuestro sistema solar hace unos 5.000 millones, nuestros antepasados aparecieron hace unos 2,5 millones, la agricultura hace 10.000 años, etc,), que yo haya nacido hace unos miserables 36 años es menos que nada (como un escupitajo de mosca en pleno océano). Sin embargo, mi forma animosa de ver la vida (por algo soy del grupo sanguíneo B positivo) me hace relativizar mi intrascendencia.
Creo que todas las cosas buenas que hacemos dejan huella y eso sólo ya sería suficiente para superar cualquier tipo de fatalismo. Si no, no sería posible conseguir que 20 amigos se reunan en mi casa para la celebración (supongo que también les anima que les prometiera que no les haría ver las fotos de mi último viaje).

jueves, 12 de marzo de 2009

Cobardes


Leo aterrado la noticia de la matanza de estudiantes y profesores en una escuela de Alemania. Parece que después de quitarle la vida a tantas personas, el individuo decidió quitarsela a sí mismo.
Me vienen a la cabeza otras bestias de nuestro país que asesinan a sus mujeres, novias, parejas o ex-parejas, suicidándose después.
Ambas salvajadas suponen para mi un doble acto de cobardía (contrariamente a lo que piensan esos asesinos) porque primero matan a gente desarmada e indefensa y luego, incapaces de soportar sus hechos, acaban con sus propias vidas.
Pienso que estos animales deberían mostrar un verdadero valor de hombre. Por ello, les propongo que nos demuestren su hombría suicidándose primero y luego atacando a quien quieran. Seguro que así estabamos todos más tranquilos.

domingo, 8 de marzo de 2009

Mundo desigual


Voy a cenar algo a una tasca y mientras espero, observo como la gente deja la comida en el plato. Si hubieran visitado algunos de los lugares en los que yo he estado (donde alguien espera a que te levantes de la mesa para llevarse las sobras), hasta le pasarían la lengua al plato.
Pensando en lo mal repartido que está el mundo, me encuentro a una amiga, criatura tímida donde las haya, incapaz de decir nada malo de nadie. Tampoco puede decir nada bueno porque se pone como un tomate al segundo, aunque me consta que lo siente de corazón.
Al poco me encuentro a su alter ego. Un animal con cuerpo de persona que, siguiendo estrictamente la normativa vigente, debería llevar un bozal para evitar que muerda y ladre exabruptos. Lo único que lo impide es que lleva un bolso de Channel y zapatos de Manolo.
Me ratifico en que el mundo está mal repartido. Aún así no me cansaré de rogarle a mi amiga tímida de buen corazón que, por el bien de todos nosotros, deje de ser autista emocional y diga lo que siente. Tampoco me cansaré de seguir llamando a la perrera, por si un día consigo que se lleven al doberman vestido de Prada.

martes, 3 de marzo de 2009

Apariencia embustera


Cae en mis manos un pequeño artículo de Juan José Millás aparecido en la revista de El País. Versa (en prosa) sobre un producto dermatológico que se vende en la India y cuya función principal es aclarar el color de la piel.
Semejante disparate me deja blanco (sin crema ni nada). No logro comprender cómo es posible que alguien reniegue de sus genes para intentar conseguir el mismo tono de piel que sus colonizadores. Por lo que se ve, ser blanquito en India es símbolo de poderío.
Esto me lleva a la reflexión de lo importante de las apariencias en esta sociedad moderna. La gente que tiene dónde dormir y qué comer dedica sus siguientes recursos a cambiar su exterior para lograr el canon estético que marca la sociedad con sus voceros de turno: el Hola,
Mango, Elle, Vogue, El Corte Inglés, Supermodel, programas del famoseo, etc..
La pena es que toda esa gente, entre la que me incluyo en parte, no gasta ni un fisquito de tiempo, y no digamos ya de dinero, en el interior del envase este, llamado cuerpo humano.
Yo, si volviera a nacer, probablemente elegiría ser como soy (menos aquello, que me lo pondría como el de Nacho Vidal) y no porque sea perfecto ahora, al contrario. Es más bien porque mis defectos, muchos, pequeños, inocentes o no, son lo que me definen como persona y me dan cierta chispa. Defectuoso como soy, estoy encantado de haberme conocido.