jueves, 23 de abril de 2009

Series serias (2)


Nuevamente contraataco con una lista de series que me meto entre pecho y espalda por las noches. Ahora le toca al turno a las series de profesiones, concretamente a las que se dedican a luchar contra los malos.
  • CSI: en Las Vegas (la mejor), Miami (cuando sea mayor quiero ser como Horatio: frío como un témpano a 40 grados a la sombra) y Nueva York
  • Life: un poli que trata de recomponer su vida con la meditación ZEN. Bien hecha.
  • Mentes Criminales: un clásico que siempre sorprende.
  • Life on Mars: de cómo un accidente te lleva a trabajar en una comisaria inglesa en 1970.
  • Bones: una antropóloga contra el crimen en ayuda del FBI.
  • El mentalista: muy buena para quien prefiera usar la cabeza en vez de las pistolas para atrapar a los malos.
  • Mujer Biónica: ciencia ficción, sobre una mujer con poderes sobrehumanos.
  • Monk: el final siempre es predecible pero entretiene.
  • El Club contra el crimen: policíaca, de un grupo de mujeres contra el mal.
Como siempre, espero que las disfruten (las series, claro).

miércoles, 22 de abril de 2009

Astenia


Será la primavera, será el corre-corre, será que no sabemos para dónde vamos, pero yo veo a la gente fatal.
No es que uno piense que todos los días tenemos que estar de risas y fiestas, no. Sin embargo, nunca observé tal cantidad de gente llorando por las esquinas. De tanta lágrima se me ha bajado la tensión hasta a mi, que llevo una dieta estricta de viagra (o era de proxac, bueno no sé, mientras suba algo, da igual con qué).
La verdad es que no sabía que hacer hasta que recordé que visitando Santiago de Chile, vi gente que iba repartiendo abrazos por allí. No sé si era el traspaso de energía, el optimismo, el contacto o la risa que producía aquella situación que la gente salía del abrazo sonriendo.
Pues ni corto ni perezoso (y menos cuando se trata del contacto interpersonal) he empezado hoy una terapia de abrazos. Da igual con quien (bueno, evita a los osos grises, a los erizos de mar y a la gente con mala leche) pero te animo a que abraces todo lo que puedas.
Así que, si me ves venir tienes dos opciones, o corres o te expones a un abrazo de los míos de buena energía. Y si notas algo duro, será el móvil (o no).

sábado, 11 de abril de 2009

Coctelera


Algunas cosas no tienen solución y otras sí. Tradicionalmente gastamos nuestras energías pensando en arreglar lo irresoluble, mentras dejamos olvidado aquello que se puede mejorar.
En esto, me dan cierta envidia los chinos. Leo por algún lugar que, en chino, el ideograma utilizado para expresar el concepto crisis es el mismo que el que utilizan para expresar oportunidad.
Ciertamente, el de la crisis es un tema que no había querido abordar (dicho así parece que fuera un barco mercante y yo un bucanero). Me aburre, es más, estoy rebosado de tanta crisis. Como si fuera una de las enfermedades de nuestras abuelas, todo el mundo compite para decir que está peor que los demás, que lo suyo es más grave y más doloroso.
Sé que tras una desgracia, un cierto periodo de duelo es necesario. Sin embargo, tras este lapso de tiempo, es absurdo regodearse en el malestar. Es tiempo del optimismo bien entendido, es decir, de una mezcla bien agitada de esperanza y sudor. Creo que el buen espíritu y la tenacidad en la consecusión de los objetivos son necesarias para salir adelante.
Sólo añadiría a la mezcla una pizca de riesgo y de buenas ideas. La imaginación en la búsqueda de nuevas soluciones a los problemas de siempre es lo que puede diferenciarnos del resto y llevarnos al éxito.
Y si no es así, no importa, ya que siempre podemos volver a empezar. Porque como decía Einstein, la única manera de no equivocarse es no hacer nada. Y ya se sabe, quien nada hace, nada tiene.

viernes, 10 de abril de 2009

Amar en tiempos revueltos

En estos días de vacaciones me encuentro con algunas amigas y conocidas. Noto en algunas de ellas un cierto desánimo amoroso. Como el tema me interesa, pregunto sin pudor sobre el particular.
Las que consigo sacar del "yo ya paso, lo doy por perdido" me dicen que, hoy en día, la mayoría de los hombres "no tienen mucho que aportar, son inseguros e incapaces de hacer cierta gracia" (eso me pasa por preguntar).
Inasequible al desaliento, sigo indagando y me llevan a una teoría que me sorprende. Resulta que "ya no queda ningún buen partido". La frase me lleva, como si fuera una máquina del tiempo, al pasado. Un pasado tan pasado como las películas de Marisol, las gafas de pasta de las azafatas del Un dos tres o la tele sin mando a distancia.
Claro que lo del buen partido queda en una nebulosa poco definida. Parece que es alguien de familia bien (y si tiene más de dos apellidos, mejor), con un buen puesto y buen salario, con vajilla y cubertería especial para cuando vienen los invitados y, sobre todo, con una apariencia impecable (y no me refiero a belleza sino a aparentar, ya saben).
Sin entender semejante argumento, recomiendo a esta amiga, que si quiere verdaderos referentes sobre lo que buscar en un hombre, que escuche a una de mis cantantes preferidas, Alanis Morissette, en "21 things I want in a lover".
Es una canción que me pongo cuando siento que me estoy apartando del buen camino y quiero recordar un recopilatorio de valores que deberían definir a las personas como tales. Es que yo soy muy simple, y quizás por eso nunca he entendido que alguien busque un buen partido, pudiento tener un buen entero.

martes, 7 de abril de 2009

Mars attack


Caminando por la calle estos días de luna casi llena, miro al cielo y pienso lo increíble que sería que hubiera alguien ahí fuera. No me refiero a que alguien viva ahí fuera, en la calle, sino ahí fuera, en el espacio.
Películas de marcianos y extraterrestres aparte, un encuentro con seres de otra galaxia sería el acontecimiento del siglo, o del milenio quizás. Me imagino a esos seres verdes un poco flácidos y me recuerda a las gelatinas que me hacía mi madre.
Bueno, pues yo les haría un gran recibimiento (aunque sólo sea por el recuerdo de mi infancia), aunque como somos tan cretinos igual los recibimos a cañonazos, con una bomba atómica, o un disco de Julio Iglesias a dúo con su hijo a todo volumen.
Esto me hace recordar una breve noticia que leí hace algún tiempo. En la Nasa lanzan una sonda para buscar señales biológicas en otros planetas fuera de la vía láctea. Claro, hartos de buscar sin éxito vida inteligente en la Tierra, han decido buscarla en el espacio.

sábado, 4 de abril de 2009

Atascado


Caminando por la calle, me encuentro a un conocido. Tras el apretón de mano viene el contarnos brevemente cómo nos trata la vida.
Tras las frases de rigor me dice que me ve más canoso que la última vez. En respuesta, le indico que yo, en cambio, le veo igual de estreñido que en nuestro último encuentro (bueno, en realidad, no se lo digo pero lo pienso).
Para forzar la despedida, le digo que llego tarde a mi clase de italiano. El animalito, en otra muestra de sinceridad innecesaria, me aclara que estudiar ese idioma es un esnobismo.
Claro, uno es tranquilo, pero no llega al límite de querer ser martirizado para lograr la santidad. Por ello, le explico que, estudiar italiano no es un esnobismo, sino algo útil sobre todo si uno viaja por Italia y que hay más personas en Europa hablando ese idioma que español.
"Además, amigo, para esnob lo tuyo, porque te da por jugar todas las semanas a empujar una pelotita con un palito para meterla en un hoyo dentro de un campo de cesped o por fumar unos puros apestosos hechos a mano y traídos desde nosedonde o por darle jamón del bueno a la rata grande a la que tú llamas perro."
Pues sí, aunque contentó me quedé, no quise despedirme sin una recomendación a su salud. Por eso le sugerí que dejara la dieta de higos picos, "porque te tupen y te dejan mala cara". Ciao.

jueves, 2 de abril de 2009

Opio


La religión no ha sido nunca el centro de mi vida (ni el centro ni la periferia ni un punto en el horizonte), pero de vez en cuando hago alguna reflexión sobre ella.
Lo hacía hace bien poco leyendo los problemas que tienen los vecinos palestinos e israelíes. También cuando escuchaba las proclamas de los ayatolas o de aquellos de más allá que imponen el burka a sus mujeres e hijas o de los otros más al sur que se resignan a su karma. También viendo a Benedicto adoctrinar desde su infalibilidad en dogma de fe extendida a los asuntos mundanos.
Viendo, oyendo y leyendo lo que las religiones tienen que ofrecerme, más ateo me siento. Y es que yo, cuando conozco a alguien no le pregunto por su fe o si come cerdo o si está circuncidado o si venera a las vacas o si está bautizado. No me interesa ni una pizca.
Sólo me preocupa si es feliz, si desprende buena energía, si se alegra de los éxitos ajenos, si hace el bien a los demás, si ve cada cosa como una aventura y una ilusión, si no juega sucio para conseguir lo que busca, si usa la cabeza para ser más sabio, si está concienciado con el medio ambiente, si se siente libre, curioso y comunicativo, si piensa que otro mundo es posible, si hace reír y todas esas pequeñas cosas sin apenas importancia. Ya saben.
Si es así, todo lo demás me trae sin cuidado, especialmente la fe que profese. Porque, si no nos ha separado el hombre, no permitiré que lo hagan los dioses.