miércoles, 22 de abril de 2009

Astenia


Será la primavera, será el corre-corre, será que no sabemos para dónde vamos, pero yo veo a la gente fatal.
No es que uno piense que todos los días tenemos que estar de risas y fiestas, no. Sin embargo, nunca observé tal cantidad de gente llorando por las esquinas. De tanta lágrima se me ha bajado la tensión hasta a mi, que llevo una dieta estricta de viagra (o era de proxac, bueno no sé, mientras suba algo, da igual con qué).
La verdad es que no sabía que hacer hasta que recordé que visitando Santiago de Chile, vi gente que iba repartiendo abrazos por allí. No sé si era el traspaso de energía, el optimismo, el contacto o la risa que producía aquella situación que la gente salía del abrazo sonriendo.
Pues ni corto ni perezoso (y menos cuando se trata del contacto interpersonal) he empezado hoy una terapia de abrazos. Da igual con quien (bueno, evita a los osos grises, a los erizos de mar y a la gente con mala leche) pero te animo a que abraces todo lo que puedas.
Así que, si me ves venir tienes dos opciones, o corres o te expones a un abrazo de los míos de buena energía. Y si notas algo duro, será el móvil (o no).

2 comentarios:

Lucas dijo...

Compañero, la última vez que abracé a unas adolescentes desconocidas fue a unas que regalaban abrazos en plena calle Herradores, y sospecho que se quedaron pelín desconcertadas por mi efusión. También me encontré a algunos sonados en la boca del metro de Lavapiés, pero ahí huí con cierta astucia.
De todas formas, bienvenida sea tu iniciativa.
hay que achucharse, carallo.

magister dijo...

Desgraciadamente mi inciativa ha tenido poco eco. Sin embargo, mi animo no decae (gracias a unas vitaminas que me estoy tomando por prescipción facultativa). Espero que con ellas y con los achuchones que pueda robar por ahí, superaré el momento.