sábado, 28 de febrero de 2009

Cambiar para que todo sea diferente


Tarde, siempre llego tarde. Bueno siempre no, a veces llego muy tarde. Es un extrañísimo defecto para alguien tan cuadriculado como un servidor de usted y de su señora (especialmente de ella, claro).
Llegué tarde a la movida, a la reforma de la EGB (gracias a los dioses), al sexo loco de los 80, al plan Bolonia, a un mundo sin crisis globalizadas, etc. Hasta nací 15 horas después de avisar que venía.
Bueno, por primera vez llego a tiempo a algo: la innovación. Aunque a primera vista el tema es más viejo que el Nodo, ahora es cuando en Canarias se empieza a trabajar y formar es este campo (antes también, pero con el negocio de la construcción a pleno rendimiento, era como hacer fuego con dos yescas sobre madera mojada).
Lo digo porque participo en el proyecto de gestores de innovación que intenta que dejemos de hacer las mismas cosas de la misma manera. El objetivo está claro: erradicar eso de “que inventen otros” una frase recurrente desde hace siglos para referirse a nuestra escasa capacidad para hacer cosas que puedan venderse. Así que ahora nos toca inventar a nosotros.

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