domingo, 3 de mayo de 2009

Soñar despierto

En una conversación, medio filosófica, con una buena amiga sobre la vida y las cosas importantes, me pregunta sobre alguno de mis deseos sin realizar. Entre varios que me vienen a la mente, le cuento ese de estar con tres mujeres en la cama (al mismo tiempo, se entiende). Ante la cara de estupor que me pone, le reconozco, para animarla, que ella es una de las tres (lo que es absolutamente cierto). Sin embargo, la cara no pierde la mueca de sorpresa.

Anécdotas a parte, esta conversación me lleva a meditar sobre lo poco que, en general, expresamos nuestros deseos. Más allá de hacer la lista de la compra, la carta a los Reyes y decir qué peli ver en el fin de semana, no solemos manifestar nuestros anhelos. No se trata de proponerle a cualquiera que se monte un cuarteto con uno, sino más bien consiste en ser asertivo. La clave es expresar a los demás lo que queremos, sentimos o pensamos, siempre desde el respeto y la empatía, evitando el miedo, el pudor, la verguenza o la agresividad.

Siempre he pensado que expresar los sentimientos (dentro de una lógica) no tiene porqué ser objeto de mofa o escarnio. Más bien al contrario, merece un aplauso en los tiempos que corren, en los que la gente, de tanto ahorrar, ahorra hasta en las palabras (y no es por la crisis sino más bien por miedo a quedar a la intemperie emocional y sufrir los embates de cualquier animal de dos patas).

Yo seguiré intentando sacar lo que tengo dentro a base de palabras, porque no podría soportar tener algo bueno que contar a alguien y no decírselo. Respecto a mi deseo de más arriba, creo que cada día está más cerca: ya sólo me faltan dos.


5 comentarios:

Laura dijo...

Ja,Ja, siempre tan original y divertido en tus razonamientos. No cambies ni un fisco!!

Unknown dijo...

Eso a las mujeres no nos pasa mi querido Magister, nosotras soltamos todo lo que queremos, pensamos y pensamos que queremos por esta boquita...lo malo es que muchas veces pensamos más de la cuenta y creemos que ustedes piensan lo que nosotras pensamos o eso es lo que queremos...ejem, me he hecho un lío...por eso somos tan complicadas, jejeje...

Ana García dijo...

A veces creemos que al hablar nos comunicamos, y no siempre es así, es más aún comunicando nos reservamos lo que sentimos porque a pesar de lo empáticas que somos, nos da miedo lo que pueda sentir el otro ante lo que expresamos. De todas formas seguiré tu consejo de asertividad por lo liberador que es.

magister dijo...

Blogger magister dijo...

Pilar, disiento (creo que por primera vez) contigo. A veces, pensar que se dice algo no es decirlo. O sea, que los hombres no sabemos nada de telepatía y las mujeres saben mucho de empatía, todo lo cual nos lleva a que, o se hace un croquis bien clarito o no se sabe a dónde va el otro. Te lo digo yo, que, a pesar de tener un cierto sexto sentido (será mi parte femenina) y a veces no me aclaro.
Pues eso, que no quede ni una palabra bonita por decir.
Gracias Laura, aunque no estiendo a qué razonamientos te refieres.
Sí, sí, hablando de liberarse, ¿qué piensan de los cuartetos?.....

Anónimo dijo...

Salgo de la cueva y te leo, y me veo a mí entre líneas (la cara de estupor fue real). Comparto la opinión de que es mejor decir que esperar a que te adivinen, sobre todo porque la magia a veces no llega ni chasqueando los dedos...pero el interlocutor hace mucho, pero mucho.