Lo de ir por la calle tiene que te vas encontrando todo tipo de criaturas, algunas conocidas y otras no. Mirándoles a la cara, intento imaginarme sus historias, sus vidas y si son felices.
En esto iba cuando encuentro a un conocido cuyo rostro siempre reconocí como el de una persona con una vida feliz (además de su cara, conocía el resto desde hace muchos años, ya que éramos amigos).
Su cara ya no era la de siempre y, ante mi insistencia, me cuenta el por qué. Resulta que a él que siempre fue un empleado modelo, un ejemplo de colaboración y un referente en excelencia y eficacia, le habían quitado de su puesto y lo habían ascendido. Ante tal noticia me tiro a darle un abrazo, cuya fría recepción me lleva a indagar más.
La tristeza le embargaba ya que "estaba obligado a dejar su anterior cometido que le apasionaba, en el que se había especializado, por otro que aborrecía, desconocía cómo abordar, le ocuparía más tiempo de su vida y encima no le iban a pagar más".
Como quien no se consuela es porque no quiere (o porque piensa que la resignación es un defecto de nuestra cultura judeocristiana y no una virtud) me dice que lo unico bueno de su nuevo puesto es que le permite beneficiarse de tratamiento gratuito en una clínica concertada por su empresa y medicinas gratis.
-¡Qué bueno!- le digo para levantarle el ánimo. -Así podras pedir almax y tranquimacín hasta hartarte-.
En esto iba cuando encuentro a un conocido cuyo rostro siempre reconocí como el de una persona con una vida feliz (además de su cara, conocía el resto desde hace muchos años, ya que éramos amigos).
Su cara ya no era la de siempre y, ante mi insistencia, me cuenta el por qué. Resulta que a él que siempre fue un empleado modelo, un ejemplo de colaboración y un referente en excelencia y eficacia, le habían quitado de su puesto y lo habían ascendido. Ante tal noticia me tiro a darle un abrazo, cuya fría recepción me lleva a indagar más.
La tristeza le embargaba ya que "estaba obligado a dejar su anterior cometido que le apasionaba, en el que se había especializado, por otro que aborrecía, desconocía cómo abordar, le ocuparía más tiempo de su vida y encima no le iban a pagar más".
Como quien no se consuela es porque no quiere (o porque piensa que la resignación es un defecto de nuestra cultura judeocristiana y no una virtud) me dice que lo unico bueno de su nuevo puesto es que le permite beneficiarse de tratamiento gratuito en una clínica concertada por su empresa y medicinas gratis.
-¡Qué bueno!- le digo para levantarle el ánimo. -Así podras pedir almax y tranquimacín hasta hartarte-.
3 comentarios:
Y aprovecho, querido magister, este medio para agradecerte la información otorgada vía telefónica. A ver si te llamo y te lo digo de viva voce.
Acepto tu agradecimiento.
Ya sabes que nuestro consultorio sobre disfunciones sexuales está siempre a disposición de todos nuestros lectores.
Te deseo la mayor suerte con la terapia.
Si, yo también he llegado a ese punto de no convertir mi vida en retos sociales, que en definitiva son de otros...así que, como dice mi abuela, "virgencita, virgencita...déjame como estoy". Me encantaría que algún día visitaras mi espacio de pensamientos y sentimientos...estás más que invitado.
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