Una lectora de mi blog me tira un guante dialéctico a la cara. Incapaz como soy de poner la otra mejilla ante tamaño reto, decido entrar en la polémica.
Su duda es que si el tiempo pone a cada uno en su lugar. Claro, para empezar a hablar hay que definir lo de tiempo y lugar. Keynes decía que a largo plazo todos estaremos muertos. O sea, pasado mucho tiempo todos estaremos en el mismo lugar: a dos metros bajo tierra.
Seguramente mi lectora buscaba una explicación algo mas sesuda. Por ello, recuerdo cuando de pequeño perdíamos al futbol y quejumbrosos decíamos a nuestros contrincantes aquello de "las trampas salen". También todas las veces que alguien nos hacía algo y pensábamos que la vida castigaría a nuestros agresores con penas y dolores sin fin en una especie de justicia divina.
Sin embargo, pasado el tiempo nos dimos cuenta de que las trampas no salían y que los malvados no sólo no pagaban sino que estaban en lo alto de la pirámide social.
Parece que, en realidad eso de que el tiempo pone a cada uno en su lugar es sólo una frase que nos inventamos los perdedores para sentirnos menos desgraciados. Seguramente por eso Nach Scrath se lamentaba en un rap que "los cabrones siempre ríen y los honrados padecen".
Por si acaso, el asunto no lo dejo en manos del tiempo: si alguien me pisa el callo, yo le meto el dedo en el ojo.
Su duda es que si el tiempo pone a cada uno en su lugar. Claro, para empezar a hablar hay que definir lo de tiempo y lugar. Keynes decía que a largo plazo todos estaremos muertos. O sea, pasado mucho tiempo todos estaremos en el mismo lugar: a dos metros bajo tierra.
Seguramente mi lectora buscaba una explicación algo mas sesuda. Por ello, recuerdo cuando de pequeño perdíamos al futbol y quejumbrosos decíamos a nuestros contrincantes aquello de "las trampas salen". También todas las veces que alguien nos hacía algo y pensábamos que la vida castigaría a nuestros agresores con penas y dolores sin fin en una especie de justicia divina.
Sin embargo, pasado el tiempo nos dimos cuenta de que las trampas no salían y que los malvados no sólo no pagaban sino que estaban en lo alto de la pirámide social.
Parece que, en realidad eso de que el tiempo pone a cada uno en su lugar es sólo una frase que nos inventamos los perdedores para sentirnos menos desgraciados. Seguramente por eso Nach Scrath se lamentaba en un rap que "los cabrones siempre ríen y los honrados padecen".
Por si acaso, el asunto no lo dejo en manos del tiempo: si alguien me pisa el callo, yo le meto el dedo en el ojo.
3 comentarios:
"PIRDULA"!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!es lo que decía yo cuando me hacían trampas. A lo mejor las trampas salen o a lo mejor no, pero yo siempre tuve la impresión de que ganar con trampas no daba la misma satisfacción, casi como cuando te dejan ganar "así no vale". De cualquier manera, tomo nota sobre lo de meter el dedo en el ojo, seguro que funciona!!!
Yo tengo la teoría del Boomerang. Esta teoría dice que todo lo que hacemos en la vida, bueno o malo, nos viene devuelto tarde o temprano, con la misma o mayor intensidad. Así que, por si acaso, mejor dar lo mejor de nosotros mismos, no sea que el boomerang un día de estos nos alcance dándonos una buena hostia!! ( con perdón).
Uf. Que los cabrones (los muy) suelen ganar es algo de lo que no me cabe duda. Y confiar en que aquello que siembras te sea devuelto me parece relativamente justo (quiero decir, que nos devuelvan lo hermoso que entregamos, lo otro se lo pueden quedar ellos), pero sospecho que tiene más que ver con la cultura católica que con la confianza verdadera en el misterio de la causa-efecto extrapolado a la conducta humana.
Qué espesez hoy, por todos los dioses.
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