sábado, 31 de enero de 2009

Amarillo de rabia


Un poco tarde (¡qué raro en mí!) me entero que acaba de llegar el Año Nuevo Chino (el del buey). Como no me aclaro, no sé si tengo que comprar uvas o lichis para celebrarlo.
Me imagino a 1.200 millones de criaturas agarrándose un ciego y haciéndo promesas para el nuevo periodo que nunca podrán cumplir. Así es la especie humana: se alimenta de humo.
La cultura china me impresiona. La literatura llena de profundidades, el cine que te transporta a una realidad onírica, su arquitectura y monumentos antiguos y, sobre todo, su manera de vivir tienen gran atracción sobre mi persona.
Tengo entre mis planes un viaje por ese país impresionante e incluso se me ha pasado por la cabeza estudiar el idioma (estoy calculando cuándo puedo tener ocho años libres para esta última empresa). Ya ven, yo también me alimento de sueños.
Una amiga, conocedora de mi forma de ser polemista, directa e irreverente, me dice que le recuerdo a algo chino, en concreto, a un plato de comida china. Mi cabeza se vuelve loca, imaginando una comida exótica, especial, fascinante, delicada y millones de adjetivos más.
"No, no" - me aclara-, "en realidad no me refería a la comida, sino que, por tu caráter, eres como un cerdo agridulce".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He de confesar que con respecto a la cultura china la imparcialidad me resulta imposible. Vivo en la calle con más chinos por metro cuadrado me atrevería a aventurar que de toda España. Escupen, venden cosas que destiñen, no te reconocen por más que bajes todas las mañanas a comprarles un pan, les entusiasman los dibujos animados y hay algo que huele mal. Llámalo racismo, llámalo diferencias culturales cuasi irreconciliables. Pude ver desde el balcón de mi casa la celebración del año chino, que no tomó la noche lo cual agradecí nadie sabrá cuánto. Hermosos dragones de papel, insidiosa percusión, farolillos en los árboles y un frío que pelaba (supongo que esto último no venía en el programa). A lo mejor es una forma peculiar de celebrar la llegada del año nuevo. No sé. Pero lo que sí es cierto es que el cerdo agridulce es uno de los platos estrella en todo restaurante chino.

Anónimo dijo...

Lucas te animo a escribir un blog, yo te seguiré. Me gusta como escribes. y punto.