viernes, 6 de noviembre de 2009

No puedes perder tu curiosidad


Eso fue la dedicatoria que escribió Eduardo Punset en mi libro El viaje al amor (dos de las actividades que más me gustan, y si las hago al tiempo, mejor) tras la conferencia que dio en CajaCanarias. No sé como hay quien dice que hacer cola para que tu autor preferido te firme un libro ya no se lleva. A mi me dio un subidón equivalente a beberme un litro de jalea real con propóleo.
Punset, como divulgador científico impresiona y después del ratito que estuvo allí salí más convencido que nunca que somos lo que queremos ser. Nos aclaró que, antes que nada, somos el resultado de un conjunto de interacciones biológicas, neurológicas y psicológicas que condicionan pero no determinan nuestra existencia. Pero eso no es inamovible, porque, aunque la brújula señale siempre al norte, nosotros tenemos la posibilidad de dirigirnos hacia donde deseemos si contamos con la voluntad necesaria.
Lo que nos sucede no es el resultado de la suerte o del destino (se acabaron las excusas) sino el efecto de nuestras decisiones conscientes e inconscientes, maceradas en lo que nos define como seres humanos maravillosamente únicos e irrepetibles (afortunadamente en algunos casos): nuestro cerebro.
Así que si tu vida no es como quisieras, no lo achaques a los hados o a la fatalidad, ni busques respuesta en el horóscopo o en el tarot, ni tampoco descargues contra algún chivo expiatorio que se deje. Si quieres encontrar (si te atreves, más bien) un responsable de lo que te sucede, simplemente ponte delante del espejo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saber que la vida es un interrogante, debería ser estímulo suficiente para seguirlo y descifrarlo. Gracias por recordarme que la vida, es vida viviéndola y no esperando en la silla a que se trasmute por si sola...si no, ¿dónde estaría la magia de vivir tu propia vida?