miércoles, 19 de mayo de 2010

Buen pensamiento

Hace unos cinco años que no veo habitualmente la tele (salvo para dos o tres eventos al año) y como dos que no leo los periodicos. Si tengo que saber algo de algo lo busco en Internet. No lo hago por esnobismo ni por decir que soy especial (más bien al contrario).
Lo cierto es que no puedo resistir tanta comunicación negativa. Pensaba que era por lo de la crisis, pero me he dado cuenta que la crisis es solo una excusa para justificar la catarata actual de crítica, victimismo, quejas y lloriqueos.
A lo mejor siempre fue así y me he venido a dar cuenta ahora (como un exfumador capaz de detectar el humo del tabaco a 100 metros y repudiarlo terriblemente). Me he dado cuenta desde que llevo puesta la pulsera de la antiqueja. En realidad es una simple pulsera que te recuerda que debes ser consciente para no quejarte o criticar.
Eso no significa que si llueve no puedas decir que llueve, sino que no puedes expresar que dicha agua que cae del cielo ha convertido la jornada en el peor dia de tu vida, que ha arruinado noseque cosas, que es maldita, etc.
Parece que evitar dichas palabras no cambia nada, pero sí lo hace. Pensamos con palabras y si evitamos ciertas palabras, finalmente cambiará nuestro pensamiento. No hay más que ver el resultado de leer dos o tres veces algo bello o algo terrible y darnos cuenta de la sensación que nos deja.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en lo de la comunicación positiva, pero en ocasiones comunicamos en positivo pero no sabemos cuál va a ser el efecto en los otros. Algo que desde nuestro entendimiento es inocuo, a según qué personas les puede generar dolor, y al contrario algo que es negativo o que comunicamos con cierto pesimismo, en otra persona puede no generar ningún sentimiento. Creo que lo óptimo es comunicar sin juicios de valor pero eso es muy difícil, tanto en positivo como en negativo.

magister dijo...

Me ha gustado tu reflexión.
Obviamente no podemos ni debemos comunicar sin juicios de valor.
Lo que si podemos es darnos cuenta de si nos quejamos 3 veces por lo mismo. La solución está clara: si puedes cambiar eso, hazlo; si el cambio está en manos de otros, pídelo; si el cambio no depende de ti ni de otros, asume la situación como inevitable y a otra cosa mariposa.
Al final, la gente (hasta los de mejor corazón) se harta de los quejicas y pesimistas. Naturaleza humana.