jueves, 9 de octubre de 2008

Animalito


Siempre me ha gustado pensar que lo que nos distingue de nuestros ancestros es la evolución de nuestra capacidad de raciocinio.
En esta ilusión sinóptica estaba yo cuando recojo del buzón un catálogo de una gran superficie anunciando un ahorro gigante. Dos ofertas me llaman la atención: una con la que ahorramos 0,57 euros en total comprando 8 bricks de leche y otra con la que ahorramos 80 centimos con un pack de 4 botes de suavizante para lavar la ropa.
No veo mucha ventaja en el invento (más bien es un engaño de tontos) porque para no gastar una pequeña cantidad te arriesgas a que la leche se te caduque o debes buscar sitio para los botes que dejarán tu ropa suave y esponjosa, y además pagarlos hoy mientras que no terminarás de gastarlos hasta dentro de 280 lavados (un año y pico).
Convencido de lo inutil de este supuesto ahorro me quedo de piedra (pomez) cuando me entero que la promoción de la gran superficie ha sido todo un éxito y se han quedado sin existencias.
No puedo sino retractarme sobre el supuesto raciocinio del homo consumidor. Queda claro que la única diferencia con nuestros antepasados es que tenemos menos pelo (y ni siquiera todos).

No hay comentarios: