lunes, 21 de diciembre de 2009

Más es menos


Todos los pensadores que leo afirman que la felicidad se sustenta en la posibilidad de controlar la propia vida dentro de las alternativas que tengamos.
Coinciden con ellos los apostoles del libremercado que insisten en las ventajas de una oferta amplia de opciones de consumo que favorece el bienestar coletivo. No es mentira esto último, pero es una verdad a medias.
Lo que pasa es que el bienestar colectivo no es igual a la felicidad individual. Así lo afirma B. Schwartz en un libro que llevo a medias. Cree el autor que la sobreabundancia de opciones de todo tipo entre las que elegir no sólo no nos dan más utilidad sino que nos generan más insatisfacción. Debemos dedicar más tiempo a analizar todas las opciones, el riesgo de equivocarse es mayor y las consecuencias psicológicas de los errores son mayores.
Parece que lo mejor sería tener menos oferta y renunciar a encontrar lo mejor conformándonos a alcanzar lo bueno. Seguramente en este mundo en constante evolución de la oferta, lo mejor es inalcanzable y su búsqueda el camino a la frustación.
Por eso, cuando voy con el carrito por el super, ni me molesto en encontrar el yogurt más rico, cremoso, sano, barato, etc. Me conformo con elegir el que me gusta de siempre y punto. El tiempo que me sobra, lo dedico a pasear.

2 comentarios:

Lucas dijo...

Una vez, el principito dijo: Si yo tuviera quince minutos, caminaría tranquilamente hacia la fuente. Una vez, una mujer hermosa me grabó a fuego esa idea. Así que comulgo, Máster querido. Comulgo. Extracatólicamente, se entiende. Por Dios.

Rumen Justo dijo...

Es bueno disfrutar de un paseo, y del resto de buenas cosas que tiene la vida. Estamos en el Paraiso, no?