sábado, 1 de agosto de 2009

Viaje con nosotros: Oceania, Asia 09 (14)


Llegamos a la autentica China y Shanghai nos saluda amablemente (despues de la correspondiente revision de la gripe). Y uno llega con sus ideas preconcebidas: o sea que esto es una mezcla de tienda de todo a 150 y restaurante chino.
Pues si, acertante Flanagan. Lo primero es absolutamente cierto (lo del precio no) y especialmente desde que los lideres dijeron que ser rico era glorioso, esta buena gente se lo ha tomado en serio y ha convertido este pais comunista en un pais consumista.
Lo del restaurante tambien es cierto. En todas las calles no falta uno, dos, tres o cincuenta y la gente come dentro o fuera, de pie, sentado, de cuquillas, haciendo el pino puete o como sea, pero tragar, trangan.
Por ahora lo de la comida lo llevo bien, aunque nunca se lo que pido, como esta en chino. Hasta hoy no habia tenido ningun problema porque en el error de pedir una cosa y que traigan otra siempre me llegaba algo que me gustaba (que tampoco conseguia adivinar lo que era).
Digo hasta ahora, porque he podido comprobar que las cosas no son lo que parecen. Resulta que queria comer unos calamares fritos (o eso pensaba yo). Con la bandejita en la mano agarro uno por la piernita (primera pista de que aquello no era calamar) y le mando un mordisco en el cuerpito (segunda pista de que aquello, con dos patitas, dos alitas, cabezita y cuerpito, no era calamar, ni pulpo, ni siguiera una sardina chunga). Pues si, estaba mascando un pajarito frito.
No me ha quedado casi ninguna secuela por la confusion, apenas unas plumas que me van saliendo en el lomo y nada mas. Pio pio.

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