martes, 8 de junio de 2010

Fútbol, fútbol, fútbol

No es que me guste el fútbol. Prefiero otros entretenimientos aunque cada temporada veo tres o cuatro partidos (casi siempre finales o semifinales de alguna competición internacional) con algunos amigos.
Ninguno es muy futbolero, pero eso de ver a 22 tíos en pantalones cortos corriendo detrás del cuero hinchado (balón, para los amigos) nos retrotrae a algún punto de nuestro pasado cromañonico.
Supongo que nos imaginamos corriendo por la sabana africana detrás de alguna gacela intentando ensartarla con una lanza y viéndola de cena. No tiene más secreto ni profundidad a pesar de lo que pudiera decir un psicoanalista argentino.
Claro, pero muchas mujeres no entienden tanto apego al deporte rey (muchas veces yo tampoco y no las culpo por ello). Por eso deseo pedir un poco de calma ante el comienzo del mundial de Sudáfrica y sus tropecientos partidos. Al fin y al cabo, es algo que pasa sólo cada cuatro años.

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